Solamente quería darte las gracias en primer lugar, por querer
compartir y acompañarnos en estos días tan duros. Y en segundo
lugar, por hacerme la persona más felíz al reencontrarnos de nuevo y
volver a tenerte muy muy cerca, sintiendo tu perfume, tu sonrisa, tu
mirada, el roce de tu piel.
Momentos estos maravillosos en el que por segundos, mi
corazón se olvido del dolor de la muerte y mi mirada, con tanta
gente a mi alrededor dándome las condolencias, sólo te buscase a tí;
sólo quería encontrarte, sentir tu abrazo, tu mirada, un roce de tu
piel, que mi corazón estaba junto al tuyo latiendo al unísono, y que
nuestras manos, fueran lo suficientemente fuertes para que el mundo
se detuviera por un instante, para que de esta manera, pudiera
disfrutar de nuevo del roce de tus manos, y que la química que
recorría por todo mi cuerpo, me hiciera sentir de nuevo que, hoy
estaba solo contigo.
Álguien incluso se atrevió a decirme que parecíamos una
pareja, ya que con el resto de los que allí asistieron, no me llegué
a comportar de igual manera, que creía que quedaba algo pendiente
entre nosotros. Fíjate si yo "cantaba" demasiado que, mi propio
hermano llegó a decir que tenía que haber esperado quizás algo más,
cuando aún saliamos juntos y que no debíamos de haberlo dejado nunca
y, a lo mejor, hoy por hoy, seguiríamos juntos, que solo había que
vernos y que teníamos mucha complicidad y nuestras miradas en
ciertos momentos, se entrecruzaban y nos buscabamos.
Además me hicístes sentir la persona más feliz del mundo,
porque ayer, viéndote, me dí cuenta que hay algo mágico que me une a
tí, y ya vistes que el entorno no era el más apropiado para llegar a
sentir todo esto que ahora relato.
Desde que no estoy contigo, he llegado a pensar multitud de
veces que sigo enamorado perdidamente de ti, pero creo que no es
eso, o sí, no lo sé; es algo diferente, de esos sentimientos que
unen raramente a las personas de una manera que a veces, es para
SIEMPRE.
Creo que esta carta que hoy te escribo, no es un alegato de
intenciones, sino más bien un legado de sentimientos encontrados y
enfrentados, en el que tu presencia me hace vibrar, sentir, recordar
y hasta a veces dudar, si lo que estoy haciendo con mi vida, merece
la pena o por el contrario, estoy yendo por un camino equivocado.
No quiero ni pretendo molestarte con esta misiva que como
ves, está llena de sentimientos, alegrías, -no sé por donde- (bueno,
un toque de humor absurdo), etc. dicen que no hay boda sin llanto, y
entierro o funeral sin risas. Todavía recuerdo nuestro primer
encuentro, nuestra primera salida, nuestro primer beso. Aún
recuerdo, que no aceptaba lo que sentía por ti, que mi corazón
gritaba que te amaba, pero yo me resistía a aceptar la realidad,
pero solo bastó un solo beso, para que me diera cuenta que, eran más
fuerte mis sentimientos hacia tí, que la realidad que yo quisiera
que fuera.
Simplemente GRACIAS y mil veces gracias de nuevo, por estar
siempre ahí, cada vez que te necesito y que ojalá en esta Vida o en
la siguiente, NUESTRAS ALMAS se puedan unir para siempre. Que mi
AMOR por tí perdure por y para siempre, y que jamás nada ni nadie
logré arrebatármelo. Te quiero y jamás te olvidaré. Solo espero que
llegue el día en el que los dos podamos estar juntos y que las
lágrimas que hoy derramo por tí, sean de alegría, de amor y
felicidad al volver a estar juntos los dos, y que de nuevo, pudiera
lograr que el mundo se paralizase bajo nuestros pies, para que TÚ y
YO juntos de nuevo, estuviésemos unidos por un eterno beso
A Carmen Delia el amor más grande de mi vida y la persona a la cual
mas he amado y que jamás olvidaré. Te querré por el resto de mis
días.
Gracias a
Rafa Sanchez por enviárnosla