He repasado cada segundo que hemos compartido, me he adentrado en
cada uno de los templos que un día construimos y he contemplado
minuciosamente todos aquellos lugares y momentos en los que nos
hemos aventurado, para crear lo que hoy en día es un paraíso lejano
y abstracto lleno de recuerdos derrotados.
Con el paso del tiempo, después de mirarte durante horas y horas,
inmóvil casi estático, descubrí que en tu caminar dejabas formas de
luz, líneas perfectas, que aparecían con cada paso que dabas y se
trasformaban en tallos translúcidos. Me pregunto muchas veces si
esos finos reflejos son tan solo producto de mi imaginación o
realmente eres mágica y yo un niño asombrado por tu poder.
A raíz de esto Ruth, jamás he dejado que mis cortinas tapasen los
rayos del sol, me gusta que no existan rincones oscuros y tétricos.
La oscuridad es un ser carnívoro, una especie aún desconocida por
muchos, que nos debóra lentamente, castigando cada segundo de
nuestra existencia con la excusa de que el amor tiene un precio, y
es tiempo de pagarlo.
Ahora estás muy lejos, aún así consigo escuchar tu respiración,
suave, casi melódica. Noto los latidos de tu corazón como si fuesen
los míos y es que han sido muchas las noches que piel con piel hemos
pasado juntos. Entonces no me aterraba la oscuridad ni el silencio,
no me arrinconaba y entrecerraba los ojos intentando no pensar en
nada, ni tampoco temía a que cada uno de nuestros viajes se
convirtiesen en mi verdugo... entonces no... pero ahora las noches
ya no son cálidas, al menos las mías, la frialdad de las paredes que
me custodian y la ausencia de luz, hacen de mi tan solo un chico
desconectado de la realidad, ausente de lo que un día tuve y ahora
anhelo.
Pronto amanecerá, así consigo una tregua a mi angustiosa batalla
con la vida. Salgo al jardín y respiro hondo, por la mañana no hace
tanto calor y una ligera brisa mueve las hojas de los árboles, noto
como su frescor cae verticalmente sobre mi, entonces me pregunto si
estarás despierta, si notas como el aire roza ligeramente todo lo
que encuentra a su paso. El suave viento tiene la cualidad de
acariciar las texturas de nuestro cuerpo, nos gobierna a lo largo de
nuestras vidas y apenas nos damos cuenta, necesitamos días profundos
y en completa soledad para apreciarlo.
Desde hace tiempo observo todo lo que me rodea, miro las caras de
la gente buceando en sus propios universos. Muchos llevan la
tristeza impresa en sus ojos, otros la intentan ocultar con
falsedades que no disimulan la realidad de sus vidas. Entrecruzan
sus miradas por todos los lados, en la calle, en el metro, en el
autobús ...parece como si quisiesen compartir sus miedos y sus
alegrías con aquellos que jamás han visto antes. Este contacto, esta
búsqueda desesperada apenas dura unos segundos, después cada uno
sigue su camino, un sendero marcado por un destino ausente de toda
lógica que los hace vagar sin rumbo fijo.
En ocasiones viajo a un mundo paralelo en el que la puerta de
nuestra casa es
blanca, y las paredes son manuscritos donde nuestros nombres están
plasmados en decenas de idiomas. Estas tumbada en la cama, con la
luz apagada mirando el corazón que dibujé con pintura
fluorescente, tiene nuestras iniciales en su interior, es grande
y me parece hermoso. Te observo, coloreo con mis ojos tu silueta en
la oscuridad, sabes que estoy cerca porque puedes escuchar la
percusión de mi corazón cada vez más intensa a medida que me
aproximo a ti. Te beso en los labios, te miro a los ojos y te vuelvo
a besar. Contigo el color del aire cambia, deja su palidez a un lado
para impregnarse de un esmeralda suave y embriagador. Caminas y
persigo las finas líneas que dibujan tus pasos, es algo grandioso y
único.
Cuando regreso al mundo de los mortales y vuelvo a la realidad
que me atormenta, los colores apagados reinician su presencia allá
donde vaya. Aún falta mucho para poder encontrarte por la calle, aún
sigues patrona de tu barco por los mares del norte, y esta ciudad
muere lentamente y conmigo dentro, el tiempo me abrasa y nuestra
distancia me destruye, como un castillo de arena azotado por las
olas del mar cuando sube la marea. Cuando anochezca, el sol se
ocultará frente a tu casa y es entonces cuando muero por el recuerdo
de aquellos atardeceres que compartíamos el uno con el otro.
Recordar es dañino, pero vivir sin ti lo es mucho más. Eso es algo
que he aprendido a lo largo de todos estos meses eternos y oscuros.
Miro la cama donde tantas veces hemos convivido, vacía,
desecha... inerte. Las sabanas huelen al recio perfume del
suavizante y atrás quedó ese aroma que dejaba tu piel, una fragancia
inigualable, hipnotizante.... Ahora tan solo es un trozo de madera
con un colchón donde tengo que sobrevivir a los ataques de la
nocturnidad que utiliza mis recuerdos como cuchillos.
Hace poco pase por una tienda de tatuajes, pensé volverme a
escribir tu nombre. La espalda sería la tierra perfecta para los mil
mensajes que me gustaría enviarte, pero no me encuentro con fuerzas
para sentirte tan cerca y a la vez tan lejos. A lo largo de todos
los siglos, las personas han utilizado su caligrafía para
popularizar su amor, sus deseos, sus tristezas y sus alegrías, hoy
en día todo ese océano de sentimientos está grabado allá por donde
vamos, en los árboles, en los bancos, en las paredes color ocre de
las estaciones de tren.... La humanidad pide a gritos una liberación
de la poesía que tiene dentro, utilizan cualquier superficie plana o
abrupta, eso no importa, tan solo quieren que sus palabras perduren
mucho tiempo, para que un día puedan recordar que un tiempo atrás
amaron, rieron o lloraron.
Seguiré recorriendo cada pequeño fragmento de nuestra vida,
llenando mi memoria con tu figura.... y esque no puedo quitarte de
la cabeza, tu gestos, la sonrisa de tus labios... tu caminar y tus
tallos de luz.
Gracias a Carlos
por enviárnosla