Fuiste el primero a quien besé, en aquellos tiempos cuando me preguntaba por qué el momento nunca se había dado. Aquellos cuando idealizaba a los hombres, a las personas y al amor.
Estuviste conmigo cuando ya siendo joven, aún era niña, y creía en la totalidad de las palabras de las otras bocas y en las promesas soñadoras.
Nunca te quise demasiado, eso lo sé, y eso creo que lo sabes tu también.
Ambos cometimos pecado.
Yo el dulce pecado de lidiar con todos por tu
nombre, junto con el pecado de la indeferencia y el
de ser crédula. Cometí el pecado de la primera vez,
el pecado de ver todo color rosa, el pecado de la
negación, el de no ver, el de seguir sin pies, el
pecado de creerte. Mas entiende, era una niña, y tú
le prometiste la luna.
Tu pecado fue la inseguridad, la mentira, las promesas idílicas rotas. Tu pecado fue el de incluir a tu familia en el escenario del teatro, fue aparentar una imagen falsa, fue realmente comerte el papel de la historia.
A veces pienso que tú y yo pudiesémos ser iguales en
algún momento.
A veces creo que uno de tus pecados pudiese
convertirse en el mío también: el pecado de la
traición.
Yo pudiera traicionar, quién sabe, pero si lo
llegara a hacer, compartiríamos el mismo pecado.
Los pecados que nunca compartiremos son aquellos que
te hacen figurar en el libro de récords de mi
Memoria. Por eso eres quien eres. Por eso fuiste
quien fuiste.
Yo pudiera cometer perfidia, yo pudiera llegar a ser
desleal, pero tú ganas y te destacas por ser un
mimo, un bufón un gran actor.
Ideaste un primer personaje ficticio, como carta de presentación. Después lentamente se desesmascaró Don Juan, el tirano. Luego llegó Don Nadie a intentarlo todo de nuevo, mas no lo logró.
Tú fuiste todos los tipos de actores en uno solo,
creaste tu propia tragedia y comedia, y quisiste que
todos participáramos y fueramos actores en ella.
Figuras donde estás por crear una obra imitación de
Shakespeare, por producir una novela. Por actuar y
ser el guionista a la vez. Por llevar tu enfermedad,
tus miedos, inseguridades, orgullo, hipocresía,
machismo... a sucesiones inimaginables.
Por tratar de aplacar tu dolor con el mío, por
intentar conmutar uno por el otro. Por hacerme
sufrir hasta sentirte engrandecido, por hacerme
disculparme mientras tú eras el de la deslealtad.
Por intentar engalar a muchas para cubrir lo poco
que te sientes, para adornarte entre falacias, como
un actor se disfraza, y creerte la mentira.
Por elevarlo todo a tran gran escala en un corto
tiempo que fue tan largo, tanto como para que aún te
lleve en mis recuerdos de la forma en que lo hago...
o lo hacía. Con rencor, con una sensación parecida
al odio.
No podría traicionar como tú lo hiciste. Sólo alguien que actúa de tal la forma es quien precisa de algo considerable en su interior. Un vacío que tan sólo llenas como un caníval, comiendo de otros para saciar tu hambre, y tus penas.
Sin embargo, con tus actuaciones enigmáticas y tu
falsía, con tu manera ruda de hacerme ver las cosas,
eres mi maestro. Por ti comencé a abrir los ojos al
mundo, por ti ahora tengo miedo, por ti ahora tengo
cautela, por ti ahora sé que el mundo no es como
aperenta serlo, y que las personas no son lo que
dicen ser.
Me preparaste para el comienzo de lo que es afrontar
máscaras, trampas, disfraces y camuflages. La vida
en sí, y las diferencias que creamos unos con otros,
para poder distanciarnos y luego colapsar.
Sí, ganaste el premio al mayor mentiroso, actor melodrámatico, incapaz y empalagoso ser con labia que he conocido; pero siempre habrán muchos iguales, o parecidos y hasta peores. Siempre los hay y los habrá por ahí, y yo me topé contigo, para que de la peor manera fueras mi mejor instructor. Así, con rudeza, es que se aprende.
El misterio no será resuelto, pero me cansé de hacer
el papel de tu detective, y de perseguir todas tus
huellas, y de repasar en el tiempo lo que pasó y lo
que no ocurrió, lo que dijimos y callamos, lo que
los otros dijeron; las hipocresías y las falsedades.
Me harté. No existe un nombre específico, un por qué
definido, ni un cuándo con números. No hay una
actitud con definición. No hay señales para un
detective, ni fundamentos para un médico, ni
verdades para un psicólogo en este caso de pistas y
mentiras.
Y si los hay, ya busqué los que necesitaba para
crear una hipótesis, valorizarla, y apartarla de mi
mente para continuar.
No puedo seguirte odiando, eso me consume.
Sólamente debo lamentarme un poco por ti y por tu
familia, reirme de mi dulce ingenuidad, y dejarte
ir.
Para qué voy a gastar mi tiempo en odiarte, si ya tú
debes gastar suficiente en el intento de no hacerlo?
Existir en tu propia piel debe ser un trabajo
difícil.
Esta es una carta de perdón, de reconciliación.
Aunque no lo parezca, o aunque lo parezca demasiado.
Vamos a hacerlo, o al menos yo por mi parte, lo
intentaré hacer contigo,... con lo que queda de ti.
Voy a reconciliarme con tus fantasmas.
Me cansé de tenerte, rencor, repulsión, aversión...y
sobretodo resentimiento y rabia, que hacen exaltar
mi cólera y mis ansias de ajustar las cuentas.
Me sentí en desventaja, mi honor en menoscabo, mi
orgullo en descrédito.
Mantuve una pugna contigo y tus remembranzas, por
mucho tiempo, tan sólo ojea la fecha de esta carta,
fantasma del olvido, y dime si no es cierto.
Muchos pueden mentir, algunos ser infieles, pero
nadie como tú, nadie.
Esa es la diferencia enre tú y yo, entre tú y los
demás.
Aseguro que no estás consciente ni de la mitad de lo
que has logrado, ni de lo que has destruido, ni de
lo que has hecho. Sobrevives en el desconocimiento,
en la ignorancia; vives de la supervivencia. Por eso
no sabes las consecuencias de tus pasos, ni de tus
actos; simplemente actúas y te largas.
Pero tú también vas a aprender, esta vida nos hace
aprender a todos. No soy yo quien ajustará nuestras
cuentas, más bien, ya no deben existir entre
nosotros. No sé si serán otros lo que lo hagan, o
tal vez nadie, pero las cuentas que hubieron entre
tú y yo, ya fueron saldadas. Con el tiempo, y el
perdón, con las ganas de continuar.
No puedo seguirte odiando, eso me consume, me dificulta avanzar.
Las personas nos hacemos daño, nos dejamos llagas, heridas y rasguños. Fisuras y cráteres en al memoria. Unas a otras chocamos, a veces demasiado, en los diversos intentos de encontrar lo que no sabemos que buscamos, en los de entendernos y en los de convivir.
Tú y yo chocamos hace mucho tiempo.
Déjame suturar la herida, permíteme cerrarla y
simular que la olvidé.
Déjame no recordarla y tomar del sufrimiento el
aprendizaje necesario. Te lo deberé, o más bien, no
te debo nada. Ni las gracias, ni mi comprensión, ni
el entendimiento. No nos debemos nada.
Tampoco aparentaré que no exisitiste. Sí lo hiciste, mas ya no tengo por qué evocarte, ni maldecirte.
Entiérrate. Yo te sepultaré en el Mar de mi Integridad. Los muertos no deben revivirse, el pasado tampoco... no aquel que debe superarse y olvidarse.
"Del hablador he aprendido a callar; del
intolerante, a ser indulgente, y del malévolo a
tratar a los demás con amabilidad. Y por curioso que
parezca, no siento ninguna gratitud hacia esos
maestros."
Khalil Gibrán
"Es la sensación de contacto... en cualquier ciudad
por la que camines, ¿comprendes?, pasas muy cerca de
la gente y esta tropieza contigo. En Los Angeles
nadie te toca. Estamos siempre tras este metal y
cristal y añoramos tanto ese contacto que chocamos
contra otros sólo para poder sentir algo" .
Don Cheadle
(Crash Movie. 2004)
"El peor castigo de un mentiroso no es que no se le crean los demás, sino que él mismo será incapaz de creer o confiar en otros".
"-Una buena forma de decirlo- aseguró Ricky-. Un insulto, entonces. Un golpe a tu dignidad...
...-Entonces, puede que estés mejor sin él...
...-Creía que lo quería. dijo la muchacha.
-Duele un poco, lo sé. Pero el dolor no es porque te haya roto el corazón. Es más bien porque comprendes que te engañó. Y ahora tu confianza se resiente."